Desde que se inició la historia de la humanidad, y el hombre empezó a aplicar su inteligencia (Homo Sapiens 160,000 años atrás), el Kaizen, definido por Masaaki Imai como la mejora continua con la participación de todos, en todas nuestras actividades y en todo momento, ha sido parte de nuestra vidas.
¿Por qué mejoramos siempre? Porque nos hemos enfrentado a problemas diversos que en algunos casos han afectado nuestra supervivencia como especie, y otros han facilitado y dado comodidad a nuestras vidas, tanto familiar, como laboral, entre otros.
Veamos un pequeño ejemplo, muy común para todos los que trabajamos en la industria:
- Tenemos una realidad, nos suministran tuercas a granel, para poder realizar un montaje.
- Nuestro trabajo nos pide utilizar 06 tuercas por ensamble, al parecer no hay un problema, pero si queremos ser rápidos, evitar errores y tiempos muertos, tenemos que hacer Kaizen: Reflexionar y proponer una mejora; de modo que facilite nuestro trabajo.
- Con la participación, compromiso y creatividad de todos, podemos tener ideas como esta: utilizar imanes que sujeten 06 piezas y nos faciliten el retiro de las mismas.
Este es el poder del Kaizen, la sinergia que se obtiene al participar todos en la resolución de una idea.
Hoy, con la coyuntura del COVID-19, vemos que muchas personas, de diferentes países, han generado multiples ideas para mascarillas o formas de protegerse. Han hecho KAIZEN.
La creatividad, que es un elemento fundamental del Kaizen, tiene como madre la necesidad, a veces conocida y a veces desconocida.
